sábado, 12 de julio de 2014

Cañón del río Guadalix, Embalse de Pedrezuela y Dehesa de Moncalvillo.

La ruta por el Cañón del río Guadalix es un recorrido por parte de las construcciones hidrológicas encargadas de recoger y canalizar el agua que consumimos en Madrid. Y en concreto en este lugar destaca el Azud del Mesto, embalse inaugurado en 1905, hoy en desuso y cuya función era derivar agua desde el río Guadalix al canal primitivo de abastecimiento a Madrid o Canal Bajo a través de un canal construido simultáneamente (Canal del Guadalix).


Azud del Mesto
Había oído hablar mucho de esta ruta y ciertamente le tenía ganas, así que en cuanto vi la propuesta de Sergio para este domingo no me lo pensé mucho. La del cañón del Guadalix no es una ruta difícil. Sin embargo, no se sí es que me estoy haciendo mayor o que estoy algo desentrenado (o las dos cosas) pero una vez más me vi casi todo el recorrido a la cola del pelotón.

Foto de grupo en embalse de Pedrezuela
El caso es que a eso de las nueve y cuarto salimos Sergio, Juanma "Poyis", Nagai (vecino de Sergio), Emilio y yo. Abandonamos el punto de quedada y nos internamos en un estrecho sendero paralelo al río Guadalix que nos lleva en un pispás hacia la senda que bordea el desfiladero del mismo río. Estos chicos empiezan fuerte y eso provoca que, con las primeras rampas, nos pasemos el desvío que nos llevaría hacia la Cascada del Hervidero y que yo me empiece a quedar atrás. No pasa nada, tras algo más de un km de subida el grupo me espera y comenzamos a rodar por el tramo más bonito de esta ruta.

La senda que circula por el desfiladero del Guadalix no se parece a otras como la del río Lobos o la del Riaza, que van todo el rato por abajo, junto al curso del agua. Aquí, tras el corto tramo de subida, el sendero circula por arriba, a media altura del cañón lo que le da una perspectiva especial. Las vistas son geniales mires hacia adelante, hacia atrás o para abajo. Mientras, arriba, un cielo azul impecable nos avisa de que el fresco mañanero que ahora disfrutamos pronto pasará... Pero eso será luego. Ahora nos dejamos llevar por la euforia y sin mucha pausa recorremos los escasos 5-6 km que tiene este tramo. Enseguida llegamos a una bifurcación cuyo lado izquierdo nos llevará, según la información que llevábamos, a la presa conocida como el Azud del Mesto. 

Recorremos ese corto tramo y nos encontramos que sólo podemos ver la construcción a distancia ya que han puesto una puerta metálica para evitar el paso de tanto curioso, así que tras la rápida visita damos media vuelta y retomamos el camino en la anterior bifurcación. Tras un duro pero corto repecho abandonamos definitivamente la senda del cañón y cogemos un tramo de carretera que nos deja en Pedrezuela. Atravesamos el pueblo y tras otro corto tramo mixto “asfalto-pista-asfalto”, llegamos hasta la presa del mismo nombre, lugar que aprovechamos para hacer la foto de grupo.

Embalse de Pedrezuela
A partir de aquí entramos en una zona de carretera de servicio algo rota en algunos tramos perteneciente al Canal Alto de Isabel II, con muy poco o nada de tráfico. Empieza a hacer mucho calor y la vegetación predominante de la zona, sobre todo encinas, no alcanza la altura suficiente como para proporcionarnos un poco de sombra. El desnivel es cambiante y aunque encontramos algún que otro repecho la tendencia es de bajada por lo que es un tramo que se me pasa con bastante rapidez.
Enseguida llegamos a la Urbanización Montenebro aunque no llegamos a entrar y poco después abandonamos la carretera y entramos en un sendero que nos lleva a atravesar por el acueducto de Zegri, perteneciente al Canal del Vellón, uno de los muchos que suministra agua a Madrid.

Acueducto de Zegri

La construcción, con sus 126 metros de largo, sus 21 de alto y sus ocho ojos es de las más significativas del Canal de Isabel II. Tras otro corto tramo de sendero enlazamos de nuevo carretera y poco después nos adentramos en la Dehesa de Moncalvillo, donde con suerte podremos observar entre sus masas de encina y enebros, rebaños de ganado vacuno y de caballos asilvestrados que bajan a pastar en los rastrojos aledaños. Este paraje da para un recorrido ciclista entero por si solo pero como no hemos venido para eso, lo atravesamos rápidamente y llegamos por asfalto y en bajada, de nuevo junto al curso del rio Guadalix.
Como hasta este punto la longitud de la ruta se queda con sus 28 km un poco corta, decidimos alargarla un poco añadiendo algún tramo de la prueba  12/24 que en alguna ocasión se ha celebrado en este entorno. Por desgracia no me di cuenta a tiempo de lo mal que iba de fuerzas y los dos duros repechos que nos encontramos en el añadido se me atragantaron de verdad, tanto que no me dejaron disfrutar de los bonitos senderos que los acompañaban. El caso es que tras la propina de 10 km que supuso este tramo nos plantamos de nuevo en nuestro punto de origen y como todavía queda tiempo decidimos poner remedio al despiste de comienzo de ruta y buscar la entrada a la Cascada del Hervidero que nos pasamos por la mañana.

Cascada del Hervidero
La verdad es que yo iba ya muy justo de fuerzas y a punto estuve de no ir pero me daba rabia haber ido hasta allí y no completar todo el recorrido así que al final me decidí. Y la verdad es que no me arrepentí.


Después del esfuerzo y del calor que hace ya rato aprieta de lo lindo terminar la ruta aquí es la mejor idea que podíamos haber tenido ya que tras un corto tramo de pista muy fácil tenemos que dejar las bicis y bajar por unas escaleras esculpidas en la roca y algo resbaladizas.
Escaleras de bajada a la cascada

Lo que descubrimos es una gran y refrescante poza formada por la fuerza del agua de la cascada y rodeada de árboles de ribera cuya sombra acrecienta la agradable sensación de frescor del agua. Como seguimos sin tener prisa nos demoramos unos diez minutos en este lugar y aprovechamos para refrescarnos y hacer algunas fotos.

Tras la agradable visita nos ponemos de nuevo en marcha y, ahora ya si, llegamos al polígono donde tenemos aparcados los coches para dar fin a esta interesante ruta, por desgracia ya sin tiempo para opcional. Otra vez será!!




Perfil y datos de la ruta:




jueves, 3 de julio de 2014

NOCTURNA A TOLEDO




Viernes 13 de junio de 2014

     Para esta ocasión Madrile nos propone la primera ruta nocturna de la temporada que saliendo desde Griñón y aprovechando la luna llena nos llevará hasta la ciudad monumental de Toledo.

     

     Curiosamente casi hasta ese mismo día ninguno de los asistentes nos percatamos de que España debuta en el mundial y juega su primer partido contra Holanda, pero como ya nos habíamos comprometido con David,  no era cuestión de dar marcha atrás.


     Quedamos a las 19:00 horas en Griñón, momento en el que empieza a llover a  cántaros,  además el cielo está encapotado, por lo que dudamos en cuanto a realizar la ruta o irnos a casa a ver el partido.

      Al final comenzamos a rodar a las 19:11 horas bajo la lluvia, aunque afortunadamente remite pronto, pero para entonces ya ha dejado numerosos charcos en el camino.

      Atravesamos el monte de Batres, y nos dirigimos hacia Carranque, dejando a nuestra izquierda el entorno natural del Parque Arqueológico de Carranque, el cual atesora los restos de una Villa Romana, construida en la segunda mitad del siglo IV d.C.

   Continuamos por la Vereda de la Calzadilla, siempre paralelos al curso del rio Guadarrama que dejamos a nuestra izquierda.

   Pasamos por varias urbanizaciones y continuamos por la vereda hasta que nos encontramos con un arroyo que lleva bastante agua y que tenemos que cruzar. (Por suerte Madrile había explorado la ruta previamente y sabía dónde se encontraba el punto de paso).

     Continuamos rodando y cerca del kilómetro 27 tenemos que poner pie a tierra porque ha desaparecido el camino y nos encontramos ante un campo arado que tenemos que sortear para enlazar de nuevo con la Vereda de la Calzadilla.

     Hasta este punto el perfil de la ruta pica hacia abajo, con lo que se rueda a buen ritmo, pero a partir del kilómetro 40 y hasta el kilómetro 51 donde se encuentra la localidad de Bargas el perfil cambia y nos encontramos con una subida tendida  del 5 % de desnivel.







     Ya en el pueblo de Bargas empieza a oscurecer, por lo que encendemos los focos.












    

     Desde ahí bajamos hasta Toledo a buen ritmo por unas trialeras bastante divertidas hasta que llegamos a los depósitos de agua de Buenavista desde donde tenemos unas vistas impresionantes de Toledo, bajo la luz de la luna.





      Ya una vez en Toledo aprovechamos que vamos bien de tiempo para hacer una visita turística.

     Subimos por la Ermita del Cristo de la Vega donde ya encontramos porcentajes de más del 9 % de desnivel y llegamos hasta la Puerta del Cambrón donde nos hacemos foto de grupo.

FOTO DE GRUPO

(EVEBIKE, MADRILE, JUANITO)


     La Puerta del Cambrón es una entrada de origen musulmán situada en el oeste de la ciudad de Toledo. Su nombre deriva de las plantas espinosas, cambroneras, que crecían en este lugar.

     Seguimos avanzando y atravesamos la Puerta de la Muralla adentrándonos en el casco viejo.

     Subimos por la calle Real del Arrabal y en algunos puntos superamos el  10% de desnivel, hasta llegar a la la Plaza Zocodover, centro neurálgico de la ciudad.

    Volvemos por la Puerta de Bisagra, dejando el Parque de la Vega a nuestra derecha, hasta la Ronda de Buenavista, donde nos esperan las MDR, para disfrutar de unas merecidas cervecitas.





      En definitiva una gran ruta en la que hemos tenido de todo, un chaparrón al comienzo, pista recién regadita, charcos con mucho barro y sobre todo diversión con la mejor de las compañías y buena noche de mtb. Y como no, una buena cenita.

     Agradecer a las MDR que fueron a recogernos.


Algunos datos estadísticos:

  • Distancia total: 68.3 km
  • Desnivel de subida acumulado: 617.14 m
  • Altura máxima: 687 m
  • Tiempo total: 04:06:38 h
  • Tiempo en movimiento: 03:39:56 h
  • Velocidad media total: 17 Km/h
  • Velocidad media en movimiento: 19  Km/h 





Nos vemos en la próxima.

martes, 1 de julio de 2014

Las Tres Provincias






Esta ruta comienza y termina en Somosierra, que es un municipio castellano de la provincia y Comunidad de Madrid, situado a 83 kilómetros del norte Madrid por la A-1. Se encuentra situado en el puerto de montaña que tiene el mismo nombre. Es el único caso en el que ambas laderas de la sierra pertenecen a un mismo municipio. Es el último pueblo de la comunidad de Madrid por el norte, a una altitud de 1433 msnm. Es por tanto la primera localidad de mayor altitud de la Comunidad de Madrid y la más septentrional de la comunidad autónoma.


La ruta discurre por un entorno precioso que toca tres provincias: Madrid, Guadalajara y Segovia. Comienza aproximándose a Horcajuelo de la Sierra para continuar adentrándose en la Sierra de Ayllón y su encantadora y cada vez más exigente y rota ascensión al Macizo del Pico del Lobo Cebollera. Finalmente desciende del macizo por sendas tan pedregosas que a mí se me hizo muy complicado, por lo que puse pie en tierra en numerosas ocasiones.




Este macizo es una auténtica cumbre de montaña en plena Sierra de Ayllón, que alterna altas crestas y profundos valles. Es una de las pocas formaciones glaciares de Castilla-La Mancha, donde podemos apreciar en toda su intensidad cómo fue la Edad del Hielo.
  


La vegetación está compuesta principalmente por bosques eurosiberianos, tundra y rebollares húmedos, así como otras plantas de montaña. En cuanto a la fauna de montaña se incluyen el topillo nival, la musaraña ibérica, el murciélago de bosque, el halcón abejero, el bisbita arbóreo, el bisbita alpino, el alcaudón, la becada, el pechiazul, el zorzal real, el acentor alpino y el águila real.


El medio físico que le sirve de asentamiento es duro, accidentado topográficamente, con suelo pobre y pedregoso y abundancia de pequeños cauces de agua que posibilitan zonas de huerta y pasto intensivo. En las crestas graníticas crece el matorral.

 
Dentro de este entorno paradisiaco de montaña, nosotros comenzamos bajando por carretera desde el puerto de Somosierra hacia Robregordo. La mañana está fresquita y como salimos con ropa de verano, pronto nos entra la tiritona. La bajada tiene aproximadamente 2 km que hacemos sin necesidad de dar una pedalada. En seguida salimos de la carretera a mano izquierda para no volver a pisarla hasta final de ruta.
  
Comenzamos a subir ligeramente, lo que agradecemos porque nos hace ir entrando en calor. Ya en estos momentos nos damos cuenta de que el entorno es bello como pocos. Esta primera subida tiene unos 5,5 km y un desnivel no muy duro, una media del 7%.


 


Antes de que queramos darnos cuenta llegamos arriba. El entorno continua ganando en belleza. 




A continuación comenzamos una bajada rápida de unos 6 km que termina en Horcajuelo de la Sierra. 



Sin más descanso, comenzamos las primeras rampas de la subida central de la ruta. En total son 23 km de subida en 2 tramos perfectamente definidos. El primer tramo tiene 17 km con una media de 8%, con buen firme y que aunque se sube bien, ya nos hace esforzarnos. Antes de comenzar los últimos 5,7 km realmente duros, paramos a tomar una barrita.


Sin dejar pasar más tiempo del necesario para no enfriarnos, comenzamos a subir los últimos 5,7 km con rampas muy duras que además de pendiente, tienen mucha piedra suelta de tamaño mediano, que complica mucho mantener la tracción y la trazada. Si no te acompañan las fuerzas o elijes mal la trazada o las piedras te cruzan la bici, te ves obligado a poner pie en tierra, respirar, recuperar pulsaciones, andar unos pasos y volver a montar como puedas. Las vistas son impresionantes. Tienes la sensación de estar por encima de cualquier cosa. Todo a tu alrededor, excepto la senda que nos falta por subir, queda por debajo de ti. Es un paisaje con poco matorral y con unos valles muy bonitos. 



Poco a poco vamos superando esas rampas tan duras y complicadas, hasta que llegamos a la cima del Pico del Lobo Cebollera. Cogemos un desvío a la derecha para subir al punto más alto. Ahí nos bajamos de la bici con dificultades para aguantarnos de pie en los primeros momentos. Nos refugiamos del fuerte aire frío tras la piedra erguida como estatua.


 




Comemos un poquito y nos hacemos fotos mientras observamos como una yegua mama y otra hija se acercan despacio hacia nosotros, se quedan observándonos extrañadas durante 5 minutos y a continuación se marchan.





Todo, absolutamente todo queda por debajo de nosotros. Te sientes como si estuvieras viendo la tierra desde un avión, pero con los pies apoyados en ella. La altitud y el esfuerzo realizado para llegar, a mi por lo menos, me hacía sentirme raro. Por un lado orgulloso de haber subido pedaleando hasta aquí, por otro con la cabeza un poco ida del esfuerzo y un poco desorientado por estar en un sitio diferente a cualquier otro lugar en el que había estado nunca.






Comenzamos a bajar y el fuerte viento de lado nos hace complicado mantenernos dentro de la trazada que marca la senda. La bajada está completamente llena de piedras sueltas de tamaño mediano, lo que me genera mucha desconfianza y por tanto hago bastantes tramos andando. En uno de ellos cuando paro para poner el pie, no fui capaz de soltar la cala y me fui al suelo encima de unas piedras, que no me dejaron buen recuerdo. En algunos puntos de la bajada nos cruzamos con senderistas que se nos quedaban mirando perplejos de que estemos bajando en bicicleta por ese terreno, en el que andando debes tener cuidado de no torcerte un tobillo.



Tengo que decir, que mis compañeros de ruta apenas tuvieron que poner el pie, sobre todo Madrile e Isma que son unos verdaderos maestros de este deporte. Eve fue un poco más precavido que ellos, pero ni comparación conmigo, que me sentí con mucha desconfianza con la 29 en mi primera ruta difícil con ella. Eso sí, para subir no la cambio por las 26. Vamos que la bajada de unos 4 km, en su mayoría sobre piedras en movimiento, se me hizo eterna, mientras mis compañeros disfrutaron como niños.

Una vez terminada la bajada comenzamos a subir por un falso llano de unos 4 km, con las piernas ya muy tocadas del gran esfuerzo que habíamos tenido que hacer en los últimos 5,7 km de la subida.


Finalmente comenzamos una vertiginosa bajada, a tramos con firme de cemento, en donde Isma revienta el neumático trasero al pellizcarlo con la llanta. Tras arreglarlo, continuamos bajando no más de 1 km para llegar a Somosierra a la altura de los coches y completar un recorrido espectacular en todos los sentidos.
 




Track de la ruta