Salto como un resorte y miro por la ventana. Hay luna llena.
Rápidamente preparo el desayuno y procuro tomar la mayor cantidad de alimento posible.
Tengo 20 minutos para salir por la puerta de casa con la bici para rodar dirección casa de campo. Unos diez km en algo más de media hora. Por muy temprano que se levante uno, el tiempo pasa como una centella.
Decido ir rodando por tramos urbanos bien iluminados.
5:40 am entrada en la casa de campo madrileña. El servicio de limpieza hace su trabajo, y no me refiero únicamente a los barrenderos. Tráfico fluído con paradas para preguntar "dónde se da la vuelta". A la entrada del parking entro con el foco delantero apagado para no perturbar las actividades de las aves nocturnas y ahuyentar a la fauna con los 1500 lumens de mi foco Lupine wilma 7.
Bueno, he llegado con diez minutos de adelanto, así que traguito de agua y a esperar.
Minutos después aparecen mis dos compañeros de aventura para el día de hoy.
Inmediatamente comenzamos la ruta en animada charla. La temperatura es de 12 grados y Jesús comenta encontrarse algo fresco, así que le ofrezco un chaleco que tenía guardado por si subíamos a la sierra. Obviamente éramos los únicos ciclistas por los caminos y la circulación por el carril bici parecía una expedición de espeleología. Jesús y yo comenzamos a hablar de temas varios. Miguel escucha pacientemente, y es que sabía a lo que venía.... ¡a esperarnos!.
La ciudad todavía no se había despertado y sólo se veía algún coche que otro. Aún así, Jesús nos guía estrictamente por el carril bici.
¿por qué no vamos todo por carretera, ahora que no viene nadie?
-Precaución, desconocemos el estado de los que vienen conduciendo, comenta.
Al siguiente giro escuchamos voces y vítores desde un coche..... oeeeee oeeee, pero que hacéis.... qué horas son estas, pero bueno...
Un par de chicas parecen querer continuar la fiesta y están solas..... y nos siguen con el coche...... y se paran.... y nos dicen nosequé.....
Nosotros seguimos pedaleando a pesar de todo lo que se nos pasa por la cabeza... hoy es el día... ¡de llegar al menos a Cercedilla!. Quizás en otra ocasión me vista de ciclista y me de una vuelta por Madrid "para ver amanecer".
Conseguimos alcanzar el carril ciclista que va a Colmenar, o al menos eso creíamos, porque un par de kilómetros más tarde Jesús se percata de error y retrocedemos para no terminar en Alcobendas y darnos a comer churros compulsivamente.
Pasado Tres Cantos comienza a amanecer y el gps marca 40km. No está mal para ser antes de las 8 de la mañana. Jesús le cede su bici de 29 a Miguel para que la pruebe. La bici de 29 sale como si fuera un misil.... oyeeee... que bien vaaaa. Jesús pedalea con la 26 de Miguel.... Jesús... ¿qué tal vas...... ? Se te ve raroooo.... JAJAJAJA.
La 26, supuestamente de su talla, hacia parecer a nuestro amigo cómo si fuera un contorsionista en un cubo de cristal en un espectáculo circense.... "Voy como un elefante en un patinete....¡pero sólo hasta Colmenar!"
En Colmenar hicimos el primer avituallamiento, en una cafetería-pastelería bien conocida.
Café con leche y croisán a la plancha. Otro ciclista nos pregunta.... -Oye, sabéis de dónde sale la carrera de hoy? Mande? Ni idea, nosotros venimos desde Leganés y .....
El hombre se dio cuenta enseguida que nosotros teníamos otra longitud de onda.
Moraleja de las rutas: no todos los ciclistas que nos encontramos van a hacer la misma ruta que nosotros, así que no seguir a nadie para no terminar a kilómetros de dónde nos gustaría ir.
Retomamos la ruta y ahora comenzaban los tramos por pistas y senderos. Primero un camino técnico muy conocido que nos hace desmontar unas cuantas veces aunque nos pilla de bajada, y luego continuamos hasta el puente medieval. Hace menos de 24 horas que por esos tramos ha transcurrido los 100 km madrid-Segovia y no hay ni rastro de balizaje ni restos, así que la organización de ayer ha realizado un excelente trabajo.
LLegamos a Manzanares el Real con una bajada bastante rápida y que nos deleita con unas vistas impresionantes del embalse de Santillana y entramos en la Pedriza, dónde los coches ya hacían cola para entrar.
Continuamos por pistas y senderos hasta Mataelpino. El calor y los km ya comienzan a hacer mella y el supuesto adelanto sobre el horario comienza a disminuir. En Mataelpino hacemos otro avituallamiento en la terraza de un bar y nos refrescamos adecuadamente. Lo que queda según lo previsto es alcanzar la Barranca. La salida de Mataelpino tiene unas rampas bastante potentes y luego se atraviesan varias cancelas.
Madrugón de consideración 0 €, dos cafés y un colacao con 3 croisanes 12€ , 3 jarras con limón 9 €, tres coca colas 4,50 €, tres billetes de tren 12 €.
La ruta bien acompañado no tiene precio (priceless). ¿Leer la crónica? Pues vosotros diréis.
Hasta la próxima.
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