viernes, 21 de junio de 2013

Puerto de Navafría y El Nevero

El Puerto de Navafría es un paso de montaña situado en la Sierra de Guadarrama y en el límite entre la Comunidad de Madrid y la provincia de Segovia y comunica el municipio de Lozoya (Comunidad de Madrid) con el de Navafría (provincia de Segovia). Es el único  puerto que comunica directamente el valle del Lozoya con la provincia de Segovia y el único situado enteramente en los Montes Carpetanos. Con 1.773 m de altitud, desde él salen varios caminos que conducen al entorno del pico de El Nevero.



La verdad es que tenía ganas de volver a esta zona. Desde que la recorrí por primera vez en invierno había leído mucho sobre sus posibilidades ciclistas. La Pista Horizontal, alto de las Barrigas, El Nevero o el propio puerto son algunos de los sugerentes destinos que se nos presentan. Por tanto solo me quedaba decidirme por uno de los itinerarios y esperar al verano para volver, a ser posible con algún hermano pitufo. Por desgracia, por unas causas o por otras, solo dos compañeros, Madrile e Ismael, consiguieron encontrar el hueco en sus agendas para acompañarme y creo que no quedaron defraudados.
Así pues a eso de las nueve menos cuarto, tras dejar el coche de nuestro chofer Madrile aparcado en el pueblo emprendemos el ascenso. Los primeros km son de asfalto y en suave pendiente hacia arriba. Ello nos permite ir preparando el cuerpo y la mente para las primeras rampas importantes. Enseguida tomamos el primer desvío a la izda para evitar subir el puerto por carretera. Por este camino alternativo, todavía de asfalto, pasamos junto a la pequeña presa de Navafria  y un poco más adelante junto a una piscifactoría abandonada. En este punto encontramos una barrera que tendremos que sortear bajándonos de la bici. Seguimos por asfalto apenas un par de km más hasta encontrarel campamento juvenil de las Majarneguillas.


Aquí el asfalto se termina y el camino se bifurca, eligiendo nosotros la opción de la izda. Empezamos a encontrar también tramos con pendientes elevadas, en torno al 15%, aunque de no mucha longitud por lo que nos da tiempo a recuperarnos.


 Enseguida se pone de manifiesto la fortaleza de mis dos acompañantes a los que me cuesta Dios y ayuda seguir. Tras 8 km de subida en los que paramos apenas dos veces para hacer alguna foto y reagrupar, llegamos al Puerto de Navafría.


Dejamos atrás el mirador y tomamos el primer desvío que nos encontramos a la izda. Este camino se vuelve a dividir en dos al poco de tomarlo pero gracias al track que llevamos grabado (gracias Larcos!) nos damos cuenta que la opción buena es nuevamente la de la izda y curiosamente, la que peor pinta tiene... Da igual, estamos decididos a llegar hasta arriba. Madrile abre camino y lentamente le veo alejarse. Pasamos junto a unos excursionistas que nos miran con cara de asombro.

-Subís al Nevero?  -nos preguntan incrédulos-.
-Pues claro! - contesta Madrile decidido...-

No lo estoy yo tanto cuando al llegar a su altura escucho unas risitas burlonas... Como no sé de qué va el tema, no hago caso y tras un brevísimo llaneo, donde mis dos compis me esperan, se presenta ante nosotros una imponente cuesta llena de pedruscos amenazantes... 

Bueno, a esto hemos venido, ¿no?  Valor y al toro.
Nada más empezar a subir mis dos galgos se van. Yo casi lo agradezco, estos trámites es mejor pasarlos solo, así que como puedo, voy subiendo con más pena que gloria, parando cuando ya no me queda aliento, intentando arrancar de nuevo con plato pequeño en medio de la rampa... Paciencia Fernando, ninguna cuesta es eterna. Intento subir un poco más... Nada, duro apenas unos metros sobre la bici. ¡¡Caramba, qué fuerte está la cabeza del “pelotón”!! A mi pesar, decido continuar en versión empujabike cuando de repente, escucho voces a mi espalda...

¿¡me están alcanzando los excursionistas!? ¡¡Eso sí que no!! Vuelvo a subir al sillín, decidido a no dejarme alcanzar. Una, dos, tres pedaladas, la piedra... el surco! ¡¡¡Joder, es imposible!!! Decido volver a empujar, al menos así llevaré el mismo ritmo que los “domingueros”... Hay que joderse, quien me mandaría a mi...
El caso es que pasito a pasito salgo de la cuesta y poco a poco voy abandonando el bosque de pinos para entrar en pleno paramo de montaña. Empiezo a ver los primeros neveros (formidable excusa para parar,  hacer alguna foto y recuperar algo de fuelle).


 Sigo escuchando a mis perseguidores y ahora además les veo. Ellos también paran a hacer fotos... menos mal! Continúo, ya falta poco... termino este demencial tramo y encuentro una zona de llaneo, ¡¡bien!! Me dura poco la felicidad, enseguida hay que volver a subir, sin embargo no me dejo amedrentar. Tiro de voluntad y empiezo a subir... casi lo consigo pero no puedo más, me tengo que volver a bajar... ¡¡cuándo se acaba esto!! Sigo a pata un rato y de repente, OH FELICIDAD veo a lo lejos a Madrile e Ismael que me están esperando en medio de un montón de nieve.


 Por fin! Lo he conseguido!! Da igual cómo.  ¡¡ESTOY ARRIBA!!
Las vistas son impresionantes. Podemos ver todo el valle del Lozoya, La Morcuera detrás de él, Peñalara a nuestra derecha... ¡No me quiero ir!


 




Hago todas las fotos que puedo pero mis dos compañeros llevan un rato esperando y no puedo retenerlos más, tenemos que continuar. Nos acercamos al hito geodésico que marca la altura máxima del lugar (2209m), hacemos alguna foto más, marco el waypoint y p’adelante.







A partir de aquí el camino que se presenta es... Ah no, que no hay camino!! Nos tocan casi cuatro km de campo a través. 




Esta es la parte de la ruta que se hace más lenta. Hay que ir pendiente del track para no desviarse y el terreno no invita a hacer frivolidades. Nos encontramos zonas de matorral bajo que nos impide ir montados, otras de piedra que invitan a extremar precauciones, algún que otro pequeño arrollo que vadear, bancos de nieve a medio derretir... 100% MTB!!



Pronto descubro que es igual de rápido (o de lento) ir montado en la bici que ir andando, así que opto por esta última opción para poder seguir haciendo fotos.



Por fin encontramos la pista que nos llevara de vuelta hacia nuestro punto de partida. La tomamos con alivio porque por fin podemos volver a ir montados en la bici con normalidad.


Ahora avanzamos a buen ritmo ya que, aunque todavía nos esperan un par de repechos importantes, estos se alternan con zonas de bajada que nos permiten recuperarnos. Poco a poco se me va olvidando el agónico tramo de subida anterior y me voy encontrando mejor. Cada vez hay menos tramos de subida y las bajadas son más prolongadas. Casi sin darnos cuenta, abandonamos el páramo de la cima y de nuevo nos adentramos en el pinar.


Ahora la pendiente es totalmente a favor y avanzamos con rapidez. Hay que ir con cuidado pues el firme no está en muy buen estado y un exceso de confianza bajando puede acabar con nuestros huesos golpeando el suelo. Empezamos a encontrar de nuevo gente, lo que nos avisa de que estamos llegando a la zona más concurrida de la ruta, El Área Recreativa de El Chorro. Decidimos hacer un último esfuerzo y visitar la cascada que da nombre al lugar.


Es ya la una y media y empieza a hacer calor. Además hay mucha gente con lo cual no nos entretenemos mucho y decidimos salir de allí en busca de un lugar más agradable...Osea el bar. Por fin!! De aquí al coche quedan apenas un par de km y todo bajada asi que no nos importa perder un poco de tiempo saboreando unas estupendas jarras de cerveza con limón que nos saben a gloria.


Participaron en esta ruta: Ismael, Madrile y Fer

3 comentarios:

  1. completa y detallada cronica, con gusto para las imagenes, presentarlo y contarlo, enhorabuena.

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  2. Gracias Jesús. A ver si la podemos repetir la proxima vez un grupo más numeroso. Saludos!!

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  3. Impresionante.. Nosotros la subimos hace dos años pero desde Lozoya..
    Ese giro a la izquiera despues del mirador acojona y la subida final es interminable, parece que no tiene pendiente y no subes ni con molinillo jejeje
    una de las rutas que hay que hacer al menos una vez. Enhorabuena

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