Esta Vía Verde, que discurre junto al río del mismo nombre en la Comunidad de Madrid por un agradable paisaje de vegas, es muy fácil de seguir, ya que toda ella cuenta con un firme de asfalto de inconfundible color rojo. Por su tránsito contemplamos antiguas estaciones del ferrocarril de Arganda, Central Eléctica de Chavarri y balneario de Carabaña donde nos sorprende un cartel que pone: menú especial ciclistas.
Comienza el día con una buena mañana de bici. Después de 20 días de un parón por diversos motivos, entre ellos la adversa meteorología que llevamos arrastrando desde principios de Enero con ciclogénesis explosiva, parece que vamos a tener un buen día de “MTB”, y lo pongo entrecomillado ya que la propuesta es más bien flaquera. Personalmente no me gusta mucho los carriles bici, siempre muy concurridos y aburridos pero he de reconocerle a mi gran amigo Evelio y generador de esta propuesta, que fue de lo más acertada para evitar barro y ,de manera personal, para recuperar en parte esa parada de actividad. Y de esta manera comenzamos el III Rutón del grupo Pitufo, después de haber desestimado la propuesta que había para este día (cantiles de rivas) totalmente desaconsejada post-lluvia.
A las 7:00 A.M. suena mi amigo (tiene que ser amigo por fuerza porque me acuesto con el todos los santos días), como tengo todo más o menos preparado de la noche anterior, desayuno tranquilamente y salgo de casa sobre las 7:30 para llegar al punto de salida a las 8:20 aprox. Nada más salir de casa me doy cuenta que me faltan los buzz que siempre uso tanto para la cabeza como para el cuello en invierno, pero pienso que como el día pintaba de sol, no me iba a poner a regresar para cogerlos aunque tuviera tiempo suficiente, craso error, en el carril bici a las 8:30 de la mañana (hora de salida) nublado y a más de 20 km/h hace fresco. No tengo muy claro si he llegado al punto correcto ya que me volví un poco loco buscando la calle calavera esquina camino de San Martin pero agrandando el mapa del gps me dí cuenta que no era ninguna parte del esqueleto sino un barco coño CARABELA. Manda webs. En fin, que sí que estaba en el sitio correcto.
Desde allí, km 0 de la via verde en Arganda del Rey, procedo a preparar a mi burrita y a mi mismo mientras espero a Eve y su colega Jose que llegan puntuales a la cita, y en seguida procedemos a recorrer esa vía verde tan conocida por los amantes del ciclismo menos para mí que era mi primera vez.
En seguida noto el frio en mis orejas y al respirar acordándome de nuevo de los buzz, pero pronto se me quita ya que comenzamos ascendiendo sin pausa hasta la cementera. Como llevaba tiempo sin salir intente imponer un ritmo no bajando de 20km/h, me costó bastante. Un biker se descolgó de su grupeta y se puso a rueda subiendo conmigo todo el camino. Cuando llegamos arriba, se disculpó por haberme utilizado como cortavientos y me explico que le pasaba lo mismo que a mí, que había tenido un pequeño parón y había aprovechado al verme para intentar forzarse un poco.
Comenzamos el descenso charlando sin pedalear para esperar a nuestros respectivos grupos y en seguida llegaba el mío cogiendo algo de ritmo de bajada para llegar con puntualidad suiza al segundo punto de quedada, el helipuerto de Morata de Tajuña.
Allí estaban preparados ya Jorge, Alaiz, Josefran y Jose. Qué raro, no está Revuelto y Alvaro. Pero si siempre están puntuales. Por lo visto se habían despistado y aparcado cerca del cementerio, un poco más abajo siguiendo igualmente la vía verde y siendo en un primer momento el punto de quedada de este segundo grupo. Esperamos un poco a que subieran por la vía verde a nuestro encuentro y rápidamente continuamos la marcha la nueva grupeta formada por Evelio, Jose, Alaiz, Jorge, Jose, Josefran, Alvaro, Revuelto y un servidor. El ritmo no fue ni fuerte ni flojo, charleta sin prisa pero sin pausa.
Así llegamos a Perales de Tajuña donde hay que atravesar la carretera y parte del pueblo para poder continuar por la vía verde cuando nos comentan desde atrás que debemos detener la marcha para arreglar una pequeña avería, a Jorge se le había soltado el cable del desviador, no es cosa de mucho.
Pronto continuamos la marcha hasta nuestro siguiente pueblo Tielmes, el cual dejamos a nuestra izquierda
El paseo se agradece, seguimos a un ritmo bueno de velocidad continua.
Una vez llegado a la bifurcación con la via verde del tren de los 40 días en Carabaña, donde comentamos de hacer algo por allí próximamente, continuamos nuestra marcha despistándonos un poco unos de otros, Jose, el colega de Eve y yo nos unimos sin querer a un grupo de Parla que al vernos comenzaron a acelerar la marcha y nosotros con ellos terminando dándonos incluso relevos como si de una crono por equipos se tratara. Un km antes de llegar al final de la via verde en la localidad de Ambite, aflojo el ritmo por dos motivos, primero no saber si íbamos en la dirección correcta ya que la via verde se mete en una calle y en seguida en un pinar, y que coño porque ya no podía más, aunque ya habíamos llegado al punto más alejado de la ruta y mitad por tanto mitad de esta, ya que había que regresar exactamente por el mismo camino. Allí, en la puerta del bar de la piscina, momento barrita, momento foto, momento descanso, momento agrupamiento donde iban llegando nuestros compañeros un poco a cuentagotas, charleta y venga que me quedo frio…
Aquí nos despedimos los dos grupos ya que la ruta larga tiene 15km mas que la corta y la subida a la cementera nuevamente, algo que nos haría terminar a los dos grupos al mismo tiempo.
La vuelta Eve, jose y madrile, fue vertiginosa. Se impuso un ritmo que para mi estado de forma era muy fuerte. En seguida nos cogió el otro Jose que por lo visto regresaría con nosotros. Cuando nos dio alcance comento que le había costado mucho y yo pensé: si supiera lo que me está costando a mi…
El caso es que este minigrupo se dividió rápidamente en otros dos: los Josessssss se fueron como si las mdr les fueran a regañar, y Eve y yo a un ritmo de no poder más fuimos deshaciendo el camino. Cuando llegamos al punto donde paramos por la avería de Jorge, hacemos una parada para cambiar agua al canario y comer algo de fruta sin los otros dos compañeros de viaje a los que era imposible dar caza.
Proseguimos rápidamente, quedaba lo peor, los pequeños y fuertes repechitos desde Perales a Morata y el ascenso hasta la cementera. Antes de llegar a Morata damos alcance a uno de los Jose, el que se quedaba en el helipuerto, no me despedí porque pensé hacerlo en el helipuerto pero al llegar allí Eve me comento que no parara que nos costaría mucho arrancar de nuevo, y al ser el jefe de la ruta, y yo ser “mu bien mandao” pues continué la marcha, no sin antes percatarme de que allí estaba el otro Jose (joder que lio) que me hizo una foto.
Intente ascender hasta la cementera sin bajar de los 17km/h pero había zonas en las que se me hacía eterno y no podía mantener la marcha. Justo antes de coronar, Jose me dio alcance diciéndome que estaba al límite de sus fuerzas. Yo creo que el limite lo tiene en el infinito, vaya makina. Esperé a Eve en la cementera y descendimos juntos hasta el punto de llegada.
Hasta los webs de bici y carril bici, pero me venía bien. Ruta finiquitada en 5 horas justas paradas incluidas, con muy buena compañía. El jodío sol lo vi desde que llegamos al final hasta que se puso pero durante la ruta me acorde de su madre en algún que otro momento.
Perfil de la ruta
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