En esta ocasión nos hemos
propuesto hacer una ruta de 94 km con unos 750 metros de desnivel acumulado. Es
una ruta muy rodadora, con mucho terreno llano o ligeramente hacia abajo, pero
entretenida, porque aunque en su mayoría circula por pista, ésta no es lisa
preparada para los coches, sino para que los labradores puedan acceder con sus
tractores para cultivar sus tierras. Por tanto tienen piedras, vegetación por
el centro y los costados y zonas embarradas arcillosas. Todo esto hace que
tengas que estar además de rodando, disfrutando del paisaje, eligiendo la mejor
trazada y preparando el cuerpo y la bici para sobrepasar de la mejor manera
posible cada zona. A pesar de ello, no hay ninguna zona complicada
técnicamente.
Como no es una ruta circular, nos desplazamos a Guadalajara en tren. En la estación de Atocha,
coincidimos Madrile y yo (ruter ++) para coger el tren a las 7,20 am, que nos
lleva directo a Guadalajara en 55 minutos. Tres paradas más adelante, en
Vallecas, sube Emilio. No coincidimos
con él pues vamos en distintos vagones. El tren va petado de jóvenes que han
pasado la noche bailando, bebiendo y haciendo todo lo que se hace a esas
edades. Esto hace que tengamos dificultades para colocar tranquilamente las
bicicletas, hasta el punto que las 3 primeras paradas nos las hacemos de pié
porque las bicis están en una puerta que probablemente se tendrá que abrir en
las siguientes paradas.
Llegamos a la estación de
Guadalajara a las 8,15 y nada más salir sentimos bastante fresquito. Comentamos
que al estar el río cerca, la temperatura baja bastante y probablemente estemos
a 3 grados. Nos ponemos en marcha aproximadamente a las 8,30. Los primeros 5 km
son urbanos, por una circunvalación primero y luego por el casco antiguo de
Guadalajara. Madrile pone un ritmo inicial alegre para combatir el frío y
Emilio y yo nos amoldamos a él por el mismo motivo.
Salimos del asfalto para coger el
camino que nos lleva a la parte más exigente de toda la ruta. Tan exigente que
sus rampas solo son posible subirlas en moto. Nosotros las subimos a pie,
aunque con dificultad porque tienen mucha pendiente, el suelo es arcilla, está
muy mojado y resbala mucho. Las calas de las zapatillas se embozan ya para toda
la ruta. Este tramo de empujabike en su gran mayoría puede ser de unos 500
metros. Una vez superado esto, ya arriba, esperamos Madrile y yo a Emilio,
mientras contemplamos las vistas preciosas de Guadalajara y sus alrededores. El
cielo está muy limpio, ya no sentimos frío, el aire no corre y todo hace pensar
que vamos a disfrutar de lo lindo.
De esta manera pronto sobrepasamos
Chiloeches. Vamos paralelos a la vía del tren. Cogemos un tramo de carretera a
la derecha, unos 500 metros. Pronto giramos a la izquierda para volver a coger
un camino que nos lleva a Santos de la Humosa. En este trayecto tenemos a
nuestra izquierda campos de cultivo de cereal, y a nuestra derecha unas bonitas
vistas de la Sierra de Madrid, nevada y todos los pueblos que la acompañan.
Tenemos el sol de frente y había zonas bastante embarradas. En una de ellas,
coincidiendo con una curva a izquierdas, sombría, un poco deslumbrado no
detecto el estado del terreno y me llevo un susto, pues la rueda de delante no
hace ninguna intención de agarrar, se desplaza medio metro sin permiso y
finalmente agarra cuando yo ya tenía el pie izquierdo preparado para apoyarlo
en el suelo. Todo queda en un sustito y unos pegotones de barro rojo en la bici
y en mi equipación. Emilio lo ve todo desde atrás y exclama lo cerquita que ha
estado.
Una vez en Santos de la Humosa
hacemos una parada para comer y reponer energía.
El siguiente pueblo al que nos
dirigimos es Santorcaz. A 2 km de llegar el terreno ya por asfalto empieza a
levantarse cada vez más. La rampa más dura está dentro del pueblo, para llegar
a la Iglesia, que llega a marcar el gps un 21%. Agrupamos en la iglesia y
continuamos hacia Corpa. En esta ocasión no nos metemos por el centro del
pueblo, sino que lo dejamos a nuestra derecha.
Volvemos a coger un tramito de
carretera que no llegará a 2 km para entrar en el pueblo de Valverde de Alcalá.
En este pueblo nos sorprende la cantidad de aficionados a la bicicleta que nos
encontramos, en su gran mayoría de montaña.
El siguiente tramo transcurre por
un pista de tierra blanca, dura, apisonada por máquina para permitir el paso de
coches, pues da acceso entre otras cosas a un circuito de motocrós. El problema
es que está llena de charcos que convierte el polvillo blanco en chapapote que
nos pringa las bicicletas y la ropa sin poder evitarlo, a pesar de pasar con
cuidado.
El tramo es de unos 7 km que nos deja en Torres de la Alameda, pueblo
en donde hacemos la parada más larga para comer y hacernos la foto de grupo.
Ponemos rumbo hacia Loeches.
Entramos en él subiendo por una calle asfaltada, que nos lleva al interior del
pueblo. Lo atravesamos y volvemos a coger pista. En este tramo el terreno es un
poco rompe piernas porque estás continuamente subiendo y bajando lomitas.
Finalmente llegamos a la Laguna del Campillo. En ese momento tenemos unos 62 km
en el cuerpo. Emilio nos pide hacer una parada para chutarse su segundo gel y
comenta que ya va con la reserva puesta.
Llegamos a Rivas, cruzamos por
debajo de la N-III para coger una carretera estrecha. Llegamos a la Escuela de
Protección Civil, en donde nos separamos de Emilio, pues él coge dirección
hacia Vallecas y nosotros hacia Getafe. En este momento nos quedan unos 24 km, son
las 2 aproximadamente y Madrile y yo seguimos atravesando los arroyuelos de
agua y barro negro. El terreno es continuamente ascendente, al transcurrir por
debajo de la ladera, no corre nada de aire y el culo ya lo tengo despellejado.
Me desabrocho la chaqueta porque tengo una sensación fuerte de calor.
Salimos de la zona de los arroyos
para coger una carretera de tierra a la izquierda llamada Cañada Real por
Perales, que nos lleva a la carretera de la Marañosa. El aire comienza a soplar
cada vez con más fuerza y en sentido contrario a nuestra marcha. Cruzamos la
carretera de San Martín de la Vega y continuamos hasta llegar a Getafe. Lo
cruzamos y enseguida llegamos a Leganés, en donde terminamos nuestra aventura
justo en la estación de Zarzaquemada a las 15,17 horas. Madrile tenía el coche
aparcado y yo me meto en el tren camino de Madrid.
Datos de la ruta:
Tiempo total aproximado: 6 horas
y 45 minutos.
Tiempo en movimiento aproximado:
6 horas
Distancia recorrida: 94,5 km
Desnivel acumulado aproximado: 800
metros
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