El Puerto de Navafría es un paso de montaña situado en la Sierra de Guadarrama y en el límite entre la Comunidad de Madrid y la provincia de Segovia y comunica el municipio de Lozoya (Comunidad de Madrid) con el de Navafría (provincia de Segovia). Es el único puerto que comunica directamente el valle del Lozoya con la provincia de Segovia y el único situado enteramente en los Montes Carpetanos. Con 1.773 m de altitud, desde él salen varios caminos que conducen al entorno del pico de El Nevero.
La verdad es que tenía ganas de volver a esta zona. Desde
que la recorrí por primera vez en invierno había leído mucho sobre sus
posibilidades ciclistas. La Pista Horizontal, alto de las Barrigas, El Nevero o
el propio puerto son algunos de los sugerentes destinos que se nos presentan.
Por tanto solo me quedaba decidirme por uno de los itinerarios y esperar al
verano para volver, a ser posible con algún hermano pitufo. Por desgracia, por
unas causas o por otras, solo dos compañeros, Madrile e Ismael, consiguieron
encontrar el hueco en sus agendas para acompañarme y creo que no quedaron
defraudados.
Así pues a eso de las nueve menos cuarto, tras dejar el
coche de nuestro chofer Madrile aparcado en el pueblo emprendemos el ascenso.
Los primeros km son de asfalto y en suave pendiente hacia arriba. Ello nos
permite ir preparando el cuerpo y la mente para las primeras rampas
importantes. Enseguida tomamos el primer desvío a la izda para evitar subir el puerto por carretera. Por este camino alternativo, todavía de asfalto, pasamos junto a la pequeña presa de Navafria y un poco más adelante junto a una piscifactoría abandonada. En este punto encontramos una barrera que tendremos que sortear bajándonos de la bici. Seguimos por asfalto apenas un par de km más hasta encontrarel campamento juvenil de las
Majarneguillas.
Aquí el asfalto se termina y el camino se bifurca, eligiendo
nosotros la opción de la izda. Empezamos a encontrar también tramos con
pendientes elevadas, en torno al 15%, aunque de no mucha longitud por lo que
nos da tiempo a recuperarnos.
Enseguida se pone de manifiesto la fortaleza de
mis dos acompañantes a los que me cuesta Dios y ayuda seguir. Tras 8 km de
subida en los que paramos apenas dos veces para hacer alguna foto y reagrupar,
llegamos al Puerto de Navafría.
Dejamos atrás el mirador y tomamos el primer desvío que nos encontramos a la izda. Este camino se vuelve a dividir en dos al poco de tomarlo pero gracias al track que llevamos grabado (gracias Larcos!) nos damos cuenta que la opción buena es nuevamente la de la izda y curiosamente, la que peor pinta tiene... Da igual, estamos decididos a llegar hasta arriba. Madrile abre camino y lentamente le veo alejarse. Pasamos junto a unos excursionistas que nos miran con cara de asombro.
-Subís al
Nevero? -nos preguntan incrédulos-.
-Pues claro! -
contesta Madrile decidido...-
No lo estoy yo
tanto cuando al llegar a su altura escucho unas risitas burlonas... Como no sé
de qué va el tema, no hago caso y tras un brevísimo llaneo, donde mis dos compis
me esperan, se presenta ante nosotros una imponente cuesta llena de pedruscos
amenazantes...
Bueno, a esto hemos venido, ¿no? Valor y al toro.
Nada más
empezar a subir mis dos galgos se van. Yo casi lo agradezco, estos trámites es
mejor pasarlos solo, así que como puedo, voy subiendo con más pena que gloria,
parando cuando ya no me queda aliento, intentando arrancar de nuevo con plato
pequeño en medio de la rampa... Paciencia Fernando, ninguna cuesta es eterna.
Intento subir un poco más... Nada, duro apenas unos metros sobre la bici. ¡¡Caramba,
qué fuerte está la cabeza del “pelotón”!! A mi pesar, decido continuar en
versión empujabike cuando de repente, escucho voces a mi espalda...
El caso es que
pasito a pasito salgo de la cuesta y poco a poco voy abandonando el bosque de
pinos para entrar en pleno paramo de montaña. Empiezo a ver los primeros
neveros (formidable excusa para parar, hacer alguna foto y recuperar algo de fuelle).
Sigo escuchando a mis perseguidores y ahora además les veo. Ellos también paran
a hacer fotos... menos mal! Continúo, ya falta poco... termino este demencial
tramo y encuentro una zona de llaneo, ¡¡bien!! Me dura poco la felicidad,
enseguida hay que volver a subir, sin embargo no me dejo amedrentar. Tiro de
voluntad y empiezo a subir... casi lo consigo pero no puedo más, me tengo que
volver a bajar... ¡¡cuándo se acaba esto!! Sigo a pata un rato y de repente, OH
FELICIDAD veo a lo lejos a Madrile e Ismael que me están esperando en medio de
un montón de nieve.
Por fin! Lo he conseguido!! Da igual cómo. ¡¡ESTOY ARRIBA!!
Las vistas son
impresionantes. Podemos ver todo el valle del Lozoya, La Morcuera detrás de él,
Peñalara a nuestra derecha... ¡No me quiero ir!
Hago todas las fotos que puedo
pero mis dos compañeros llevan un rato esperando y no puedo retenerlos más, tenemos
que continuar. Nos acercamos al hito geodésico que marca la altura máxima del
lugar (2209m), hacemos alguna foto más, marco el waypoint y p’adelante.
A partir de
aquí el camino que se presenta es... Ah no, que no hay camino!! Nos tocan casi
cuatro km de campo a través.
Pronto descubro que es igual de rápido (o de lento) ir montado en la bici que
ir andando, así que opto por esta última opción para poder seguir haciendo
fotos.
Por fin
encontramos la pista que nos llevara de vuelta hacia nuestro punto de partida.
La tomamos con alivio porque por fin podemos volver a ir montados en la bici
con normalidad.
Ahora avanzamos a buen ritmo ya que, aunque todavía nos esperan
un par de repechos importantes, estos se alternan con zonas de bajada que nos
permiten recuperarnos. Poco a poco se me va olvidando el agónico tramo de
subida anterior y me voy encontrando mejor. Cada vez hay menos tramos de subida
y las bajadas son más prolongadas. Casi sin darnos cuenta, abandonamos el
páramo de la cima y de nuevo nos adentramos en el pinar.
Ahora la pendiente es
totalmente a favor y avanzamos con rapidez. Hay que ir con cuidado pues el
firme no está en muy buen estado y un exceso de confianza bajando puede acabar
con nuestros huesos golpeando el suelo. Empezamos a encontrar de nuevo gente,
lo que nos avisa de que estamos llegando a la zona más concurrida de la ruta,
El Área Recreativa de El Chorro. Decidimos hacer un último esfuerzo y visitar
la cascada que da nombre al lugar.
Participaron en esta ruta: Ismael, Madrile y Fer
completa y detallada cronica, con gusto para las imagenes, presentarlo y contarlo, enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Jesús. A ver si la podemos repetir la proxima vez un grupo más numeroso. Saludos!!
ResponderEliminarImpresionante.. Nosotros la subimos hace dos años pero desde Lozoya..
ResponderEliminarEse giro a la izquiera despues del mirador acojona y la subida final es interminable, parece que no tiene pendiente y no subes ni con molinillo jejeje
una de las rutas que hay que hacer al menos una vez. Enhorabuena